“FRANCISCO ENTRE LOBOS” El secreto de una revolución. de Marco Politi

Fondo de Cultura Económica de Argentina, S.A.: – ISBN: 978-987-719-083-0

SINOPSIS

En este libro, Marco Politi, periodista especializado en temas eclesiásticos, va más allá de los gestos fuera de protocolo y las frases polémicas recogidas por la prensa para mostrarnos la verdadera transformación que el papa Francisco, uno de los líderes más influyentes del planeta, busca llevar adelante en la iglesia católica cuya labor se encamina a reformar las estructuras del catolicismo romano, el estilo de vida de sus instituciones y la aproximación de la iglesia al mundo contemporáneo.

Cuenta la leyenda que San Francisco de Asís, cuando se encontró con el lobo, le predicó con dulzura y conquistada por sus palabras, la bestia feroz inclinó la cabeza y lo siguió, mansa y obediente. Los adversarios del papa Francisco, en cambio, no deponen las armas. Muchos son los obstáculos que encuentra todavía en la curia romana y en las jerarquías católicas de todo el mundo. Por inercia, se niegan a abandonar los hábitos del pasado, por apego a esquemas doctrinarios rígidos.

Frente a las repetidas crisis de un papado que se concibe todavía como un poder absoluto, el pontífice se ha propuesto una empresa gigantesca: reformar las estructuras del catolicismo romano, el estilo de vida de sus instituciones y la aproximación de la Iglesia al mundo contemporáneo.

El autor es articulista en Il Fatto Quotidiano; colabora en programas de la CNN, BBC y RAI. Con el Premio Pulitzer Carl Bernstein escribió la biografía más vendida de Juan Pablo II «Su Santidad» (1996), ahí se narra el activismo político de Wojtyla en la caída del socialismo en los años ochenta del siglo pasado.

MIS IMPRESIONES

francisco

Hace pocos días un amigo me comentó que había sacado de la biblioteca de su Universidad en New York este libro que unas semanas antes el Fondo de Cultura Económica (FCE) puso en circulación: “FRANCISCO ENTRE LOBOS. El secreto de una revolución”. Fue una edición con vista a la visita del papa Francisco a México en 2016.

Me compré por Amazon un ejemplar, y me di a la tarea de leerle con detenimiento porque la aparición de este libro es todo un acierto. Se ha convertido en el libro mas subrayado y reseñado de los que he leído de esta temática de FE y RELIGION, que ocupa una parte de mi biblioteca personal. Trataré de reflejar a partir de esas Notas y subrayados estas MIS IMPRESIONES que espero sirvan para conocer más la personalidad del Papa Francisco, proyectos y tesis de cambio de la Iglesia católica actual. Una restructuración necesaria y de gran calado en la Iglesia, por ello enfrenta la resistencia de los lobos curiales que lo repudian y acechan frente al temor de perder privilegios y cuantiosos intereses económicos y de poder secular.

Los lobos que acechan las reformas de Francisco, de manera subterránea lo boicotean, lo enfrentan en el espacio público y no pierden oportunidad para desprestigiarlo. Frente a la crisis y continuos escándalos de la Iglesia, la llegada de Francisco ha despertado del letargo a los cristianos. Para su providencia, el papa Francisco se ha convertido en uno de los líderes mundiales más creíbles e influyentes del planeta.

Marco Politi[1], el autor del libro, investiga desde Buenos Aires para describir a un Bergoglio que sabe manejar el poder y la política con astucia y, como buen jesuita, es centralizador. Los lobos están también fuera. Pese a que ha sido amenazado de muerte por la mafia italiana, grupos extremistas musulmanes y por ultratradicionalistas católicos, Francisco sigue su marcha para reformar la Iglesia. ¿En qué consiste la reforma de la Iglesia? Politi establece en la página 189: “Esta Iglesia tiene necesidad de reformar sus estructuras. Francisco señala objetivos precisos que comprometen a toda la pirámide eclesial: al pontífice, a la curia, a los sínodos, a las conferencias episcopales, al papel de los fieles y las responsabilidades que se le deben confiar a las mujeres”. Si la reforma va a fondo estaríamos ante la desmitificación del papado que inició Benedicto XVI con su renuncia. El camino a una Iglesia que sirve y no se sirve de la sociedad. Una Iglesia que no sea esclava de sus dogmas y acompañe críticamente al ser humano contemporáneo. Francisco entre los lobos es la narración de una batalla civilizatoria que se libra en la Iglesia.

Con más de 350 páginas llenas de valiosos mensajes desde el introductorio: “El cardenal no entra en una corte. Evitemos las intrigas, habladurías, camarillas, favoritismo” que extraído de palabras del Papa hasta el último párrafo, Francisco tiene su propia visión. Ya estaba esbozada en las palabras que dirigió a los cardenales pocos días antes del cónclave: “Tengo la impresión de que Jesús estuvo encerrado en la Iglesia y golpea a la puerta porque quiere salir”, el libro está lleno de pensamientos y “confesiones” del Papa a su autor que sella con “Solo le pido al Señor que este cambio que llevo adelante para la Iglesia con gran sacrificio, tenga continuidad y no sea una luz que se apaga de improviso”.

Para mí el libro sintetiza de una manera amena y sencilla la labor de obligada reforma de la Iglesia que el Papa Francisco ha comenzado como acción de obligada reestructuración que pretende hacer con gran calado que le lleva a afrontar la resistencia de una parte de los “lobos curiales” que tratan de no perder privilegios y los cuantioso intereses a los que están vinculados.

Los escándalos en Boston o Irlanda, removieron los cimientos de la Iglesia. Pero cuando el Papa visitó Chile hace unos años[2], fue un punto de inflexión. Llovían las peticiones de renuncia contra el Obispo Juan Barros, acusado de encubrir abusos. De nada sirve la tolerancia cero del Papa si no colaboran los obispos de todo el mundo, dice el autor.

Francisco es el primer Papa que nació, creció y vivió en una metrópoli contemporánea, subraya el autor. Mientras fue arzobispo en Buenos Aires, Bergoglio aprendió a hacer frente a una secularización idéntica a la de las grandes áreas urbanas del hemisferio septentrional[3].

Ya la plataforma esbozada durante el cónclave en base a los pedidos de los cardenales en el transcurso de las Congregaciones Generales del 4 al 11 de marzo de 2013, el futuro Papa presentó las propuestas, que fueron básicamente tres:

–      Reformar la curía volviéndola más ágil y eficiente

–      Hacer una limpieza en la banca vaticana, y

–      Promover la “colegialidad” instaurando consultas frecuentes entre el pontífice, el Colegio Cardenalicio y las conferencias episcopales, a modo de favorecer la participación del episcopado mundial en las decisiones estratégicas del Papa.

La revolución de Francisco tiene un nombre: “Transformación misionera de la Iglesia”. La contraseña es “abandonar el cómodo criterio pastoral del “siempre se ha hecho así” expresado en “Evangelii gaudium” el 24 de noviembre de 2013. Así mismo, en la propia Exhortación Apostólica, Francisco sacude a los confesores, cuando les dice: “Les recuerdo que el confesionario no debe ser una sala de tortura sino el lugar de la misericordia del Señor que nos estimula a hacer todo el bien posible”. En su “Lettera al presidente della Federaziones Russa” del 4 de septiembre de 2013, con motivo de la reunión del G20 en Moscú, le recordó: “[…] los conflictos armados crean siempre divisiones profundas y heridas lacerantes que requieren muchos años para cicatrizar”. Y en otro documentos dice: “La paz es un bien que supera todas las barreras, porque es un bien de toda la humanidad”.

En un encuentro de oración en los jardines del Vaticano, al cual Francisco convocó el 8.9.2014, al presidente de Israel Shimon Peres y al presidente de Palestina, Abu Mazen. Junto al patriarca ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I, dijo: “Para conseguir la paz – proclamó el pontífice en un atardecer romano, en medio del verdor, mientras una media luna surgía sobre la cúpula de San Pedro – se necesita mucho valor, mucho más que para hacer la guerra. Se necesita valor para decir […] sí al diálogo y no a la violencia […], sí al respeto de los pactos y no a las provocaciones, sí a la sinceridad y no a la doblez”.[4]

En el Capítulo XII “San Pedro no tenía banco”, el autor remarca la filosofía de Francisco y muchos purpurados con respecto al IOR[5]. “El IOR no es esencial al ministerio del Santo Padre […] El IOR no es fundamental, no es dogmático”[6].  Un entramado de cuestiones políticas, religiosas y de negocios que es el clima en que sube al trono papal, Bergoglio. Intrigas político-económicas alejadísimas de la misión de la Iglesia.

Es intención de Francisco que todos los bienes de la Iglesia no respondan solo a las exigencias de la evangelización, sino que estén orientados también a la atención de los necesitados. En el Corriere del 10 de septiembre de 2013 aparece una referencia con respecto a los inmigrantes, que dice: Francisco provoca nuevamente: “La Iglesia no debe usar los conventos vacíos para transformarlos en hoteles y ganar dinero”. Su llamado explícito: “¿Conventos cerrados? Deberían servir para el cuerpo de Cristo y los refugiados son el cuerpo de Cristo”.

En una homilía en su habitual misa matutina en la capilla de Santa Marta, el 20 de septiembre de 2013, Francisco dijo: “El Señor nos ayude a todos nosotros a no caer en la trampa de la idolatría del dinero”. Italia es la mayor preocupación del pontífice a causa de las ambiciones económicas de muchos exponentes del clero. El autor relata y ejemplariza con muchos casos de los más significativos cuyas notas al margen hechas mientras le leía, solo me dio por escribir MAFIA por la similitud de los religiosos de Bolonia y de Calabria con la organización mafiosa.

El Capítulo XIII “Los enemigos de Francisco” el autor lo dedica a subrayar las actuaciones entre bastidores de quienes ridiculizan el lenguaje simple de Francisco y atribuirle una escasa consistencia doctrinal. El lenguaje de Francisco irrita y horroriza a los sectores más tradicionalistas de la curía. Horroriza cuando menciona a los “pequeños monstruos” producidos por una educación errónea en los seminarios. Irrita cuando fustiga a los “sacerdotes untuosos” que se abandonan a la vanidad y se reconocen “por una actitud y un lenguaje remilgado […] el sacerdote mariposa, idolatra al dios Narciso”[7] Altera porque no se ciñe a los límites de la exhortación piadosa, sino que señala lo que está podrido con un lenguaje directo.

En EE.UU. trabaja una fuerte red de universidades Colleges y lobbies católicos que – junto con sectores conservadores protestantes – consideran que una visión de la fe tradicionalista es esencial para la salud moral de Estados Unidos. Es un bloque que no mira con recelo, sino con abierta hostilidad, las innovaciones pastorales de Francisco.[8]

La curía es un mundo complejo, precisa el autor, crisol de nacionalidades, mosaico de personas de pocos o muchos quilates, en gran parte animada por un marcado sentido de su misión y un fuerte apego a las instituciones.  El Vaticano no es monolítico, y subraya, “en los meandros de la curía se disparan las trampas para Francisco. Y precisa párrafos más adelante: “El enemigo más solapado de la política de reformas de Francisco se encuentra en el submundo vaticano”. Y usa la declaración del fiscal adjunto de Reggio Calabria, Nicola Gratteri, cuando dice: “Hay un mundo de organizaciones delictivas al que le resulta molesto un papa que quiere hacer una limpieza total”. A la pregunta de si el pontífice corre riesgo, el magistrado responde: “No sé si el crimen organizado está en condiciones de hacer algo, pero sin duda lo está pensando. Puede ser peligroso”.

Los mafiosos “pretenden continuar matando, robando y traficando droga sin ser condenados como ‘pecadores’. Señalan al papa Francisco como enemigo y lo desafían”, comenta el exfiscal de la República de Palermo, Gian Carlo Caselli.

La curía es también un microcosmos de envidias, abnegación, habladurías mortíferas, afán de hacer carrera y espíritu de servicio. “Hay santos en la curía romana”, dijo más de una vez el pontífice refiriéndose a los monseñores modelo, que desempeñan sus tareas con profesionalidad y al mismo tiempo son hombres de oración y se dedican su tiempo libre a obras asistenciales.

En el Capítulo XIV “La guerra de los cardenales” el autor recorre hitos desde el Vaticano II que fue escuela de libertad para el catolicismo: los obispos aprendieron a hablar con libertad sin esperar constantemente indicaciones de arriba. Y fue también una escuela de participación: los obispos aprendieron a confrontarse, enfrentarse, redactar un texto, votar, enmendar, hacer acuerdos para llegar a documentos que serían aprobados por una gran mayoría y fijar las directivas del camino de la Iglesia en la sociedad moderna. El Vaticano II produjo “frutos enormes […] y la dinámica de lectura del Evangelio actualizado al día de hoy propia del Concilio, es absolutamente irreversible”.[9] El 16 de abril de 2013, el día del cumpleaños de Benedicto XVI, celebrando misa en Santa Marta, Francisco subraya: “El Concilio fue una hermosa obra del Espíritu Santo […], Juan XXIII obedeció al Espíritu Santo. Hay quienes quieren volver atrás. Esto se llama ser tercos, querer someter al Espíritu Santo […] volverse necios y duros de corazón”.

Muchos purpurados creen que esta cercana “la hora de hacer excepciones”, en cuestiones como el aborto, el matrimonio entre personas del mismo sexo y el uso de métodos anticonceptivos. En “Conferenza Stampa”, el 28 de julio de 2013 Francisco dijo “Si una persona es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿Quién soy yo para juzgarla?”.

En una entrevista/testamento, publicada el 1º de septiembre de 2012, al día siguiente de su fallecimiento, el jesuita, exarzobispo de Milán, el cardenal Carlo Maria Martini, se lamenta de la existencia de una “Iglesia cansada” en Europa y en America. “Nuestra cultura ha envejecido, nuestras iglesias resultan grandes, nuestras casas religiosas están vacías, el aparato burocrático de la Iglesia aumenta, nuestras ceremonias y nuestra vestimentas son pomposas”. Y señala la primera sugerencia es una conversión de la Iglesia, que “debe reconocer los propios errores y recorrer un camino de cambio radical, empezando por el papa y los obispos”.

En 1999, el arzobispo de Milán sorprendió a los cofrades evocando un “sueño”. La visión de un nuevo concilio, que tuviese el coraje de discutir los problemas más espinosos: la colegialidad en el gobierno de la Iglesia, la dramática carencia de sacerdotes, la posición de la mujer en la comunidad eclesial, la participación de los laicos, el tema de la sexualidad, la doctrina católica del matrimonio, el ecumenismo”.

Con un clero en parte inspirado en una excesiva sacralización del propio papel, pero también con “tantos jóvenes sacerdotes [que] muestran una enorme fragilidad y grandes dificultades”. En un contexto de difuso conformismo, “el sacerdote no habla porque quiere convertirse en obispo, el obispo piensa en una diócesis más grande, el cardenal calla por ambición. Naturalmente, no todos”. El resultado, según el exvicedirector del L’Observatore Romano, es un estancamiento signado por el miedo a la discusión, en el cual los “fieles asisten como espectadores a un sistema autorreferencial donde no hay lugar para el debate”.[10]

Cuando partía hacia Roma para el conclave, Jorge Mario Bergoglio le recordó a un grupo de religiosos que la Iglesia debe tomar conciencia del error de continuar creyendo que “en el rebaño hay 99 ovejas y que afuera hay una sola oveja perdida. Sucede exactamente lo contrario: en el rebaño ha quedado una sola oveja y se han perdido 99”[11].

Los cambios en el papado son irreversible, analiza el autor en el Capítulo XVI “Un papado con un término”, subrayando que Francisco está cambiando el modelo de Iglesia.  El absolutismo imperial de los pontífices se ha resquebrajado de un modo irreversible. Ya no se es más pontífice para siempre. “La decisión de Benedicto XVI constituirá un precedente también para sus sucesores” dice el cardenal Giovanni Lajolo, exministro de Asuntos Exteriores del Vaticano.  El sábado 22 de febrero de 2014, reunidos en San Pedro para la creación de nuevos cardenales, al pie del altar, el papa Francisco y Josef Ratzinger se encontraron y abrazaron. El mundo vio por primera vez una ceremonia icono de la catolicidad, un papa reinante vestido con los correspondientes paramentos, con la mitra en la cabeza y el báculo en la mano izquierda, frente a otro hombre vestido de blanco con la cabeza descubierta. Bergoglio considera a Ratzinger “un viejo fantástico”. A un amigo argentino, le confesó: “No te imaginas la humildad y sabiduría de ese hombre”, A los periodistas les contó: “Es como tener un abuelo sabio en casa” Hay reciprocidad de expresiones de ambos. Benedicto XVI afirmó: “Me resulta grato estar vinculado al papa Francisco por una gran afinidad de perspectivas y por una cordial amistad”, le confió en una carta al teólogo Hans Küng. “Hoy veo como mi única y ultima tarea sostener su pontificado en la oración”.[12]

Una clepsidra[13] preside el pontificado de Francisco. Lo saben bien los cardenales que lo apoyan. “Al fin y al cabo, a Juan XXIII le bastaron cinco años para volver irreversible el cambio de la Iglesia”.  El papa Francisco, goza de un amplísimo consenso entre los fieles y en la opinión pública agnóstica y no creyente, pero en la curia no se manifiesta, por el momento, un fuerte partido pro-Bergoglio. Más bien hay quien espera que el papa argentino represente una excepción transitoria, dice el autor.

¿Hasta qué punto los sacerdotes están dispuestos a ser coherentes, a hacer de la pobreza un modelo de vida, a dirigirse a las periferias?, dice un sacerdote romano que trabaja en la Conferencia Episcopal Italiana (CEI). Los obispos de todo el mundo. ¿Hasta qué punto están preparados para cambiar su perfil en el momento en que cambia la fisonomía del pontífice romano?

Hay una profunda crisis de credibilidad en la Iglesia Católica. a) Crisis de comunicación con la sociedad; b) Crisis duradera de vocaciones sacerdotales y c) Crisis en las relaciones con el mundo de las mujeres y de los jóvenes. Luccio Caracciolo, un analista geopolítico de La Repubblica, el 12 de marzo de 2014, dice: “Francisco emerge después de un periodo de tensiones en el que primó una Iglesia cerrada, “muy romana y curial y poco universal […]regida por una jerarquía introvertida, refractaria a los signos de los tiempos”.

Francisco es consciente que a su alrededor el terreno está minado. Con el paso del tiempo los halcones tradicionalistas se vuelven cada vez más agresivos, destilando veneno contra las palabras del papa que definen como “incomprensibles, inoportunas y aberrantes”[14].

El presidente del episcopado latinoamericano, Carlos Aguilar Retes, reclamó que la Iglesia hiciera “con toda honestidad un examen de conciencia sobre su modo de vivir la fe”.

El papa Francisco a finales de 2013 renovó la composición de una congregación clave, la de los Obispos, cuya tarea consiste en seleccionar a los nuevos prelados, seguir las actividades de las conferencias episcopales y, en última instancia, controlar a los cuadros directivos de la Iglesia católica en todo el planeta[15]. Ya no forman parte de esta congregación el cardenal Bagnasco, el estadounidense Burke y el español Rouco Varela, entre otros.

El papa argentino envió una carta a los nuevos cardenales para recordarles que el cardenalato no es una promoción, ni un honor, ni una condecoración, sino simplemente un servicio, e invitándolos en consecuencia a omitir “cualquier festejo ajeno al espíritu evangélico de austeridad, sobriedad y pobreza[16]

Prometiendo tolerancia cero, el papa subrayó que los obispos tienen el deber de garantizar la protección de los menores y que “deberán rendir cuentas de esta responsabilidad”.

Francisco es un hombre que le da mucha importancia a la oración. En la oración, les confiesa el papa a sus amigos íntimos, encuentra a menudo la solución para las decisiones que debe tomar. Francisco reinterpreta su papel de papa como un sacerdote y testigo del Evangelio que se dirige a toda la humanidad.

“Hacer las pequeñas cosas de cada día con un corazón grande y abierto a Dios y a los demás […] en el marco de grandes horizontes” Esa es su brújula.

Hay una serie de manifestaciones internas sobre la homosexualidad o mejor sobre “una grave desviación de la sexualidad”.  El cardenal Carlo Maria Martini, invito a la Iglesia a afrontar globalmente el tema de la sexualidad hace ya un cuarto de siglo, usando palabras precisas: “La cuestión homosexual nos exige una seria reflexión acerca de cómo elaborar caminos realistas de crecimiento afectivo y de madurez humana y evangélica, integrando la dimensión sexual”. El cardenal sudafricano Fox Napier, uno de los conservadores, pide correcciones al texto sinodal y dice: “En especial el episcopado africano cualquier indicio de revalorización de la homosexualidad suscita oposición”. El cardenal Kasper, ya antes del sínodo, había declarado en una entrevista que si bien son absolutamente no equiparables al matrimonio, las “uniones homosexuales, si se viven de un modo estable y responsable, deben ser respetadas”.

La experiencia de la trayectoria erizada de polémicas y enfrentamientos del Concilio Vaticano II, dice el autor, es útil para recordarnos que en la iglesia la maduración de todo cambio decisivo exige tiempo. Es significativo el juicio acerca del sínodo del presidente del episcopado estadounidense Joseph Kurtz: “Francisco ha sido sabio al proponer un recorrido de dos años. Hoy no estamos preparados para hacer propuestas significativas”.

El papa Francisco no se hace ilusiones, dice Gerolamo Fazzini en Credere, el 6 de marzo de 2014: “Una iglesia que no se acerca a la gente (así lo cree) y no le muestra el rostro de Jesús como amor y salvación, corre el “riesgo de morir”.

“Francisco entre lobos” es un apasionante libro que nos detalla el proyecto que puso en marcha Francisco, que supera el término de su pontificado, pero que está totalmente consciente de estar en el camino de un cambio radical.

Jorge A. Capote Abreu

25 de abril de 2022

[1] Marco Politi (nacido el 29 de enero de 1947 en Roma) es un periodista y escritor italiano, especializado en noticias y política del Vaticano.

[2] La visita pastoral del papa Francisco a Chile se realizó del 15 al 18 de enero de 2018, e incluyó las ciudades de Santiago, Temuco e Iquique

[3]  Según el exdirector de prensa el padre Guillermo Marcó, el 87% se dice católico y el 9% evangélico. Pero en Buenos Aires se declara católico únicamente el 60%. A misa va el 12%.

[4] Francisco, “Invocazione per la pace”, 8 de junio de 2014.

[5] El Instituto para las Obras de Religión o IOR, conocido popularmente como el Banco Vaticano, es una institución de la Iglesia católica situada en la Ciudad del Vaticano

[6] Andrea Tornielli en http://www.lastampa.it del 12 de marzo de 2013.

[7] Francisco, “Omella a Santa Marta”, 11 de enero de 2014.

[8]  Según el historiador del cristianismo Massimo Faggioli.

[9]  Francisco y Antonio Spadaro, en La Civiltá Cattolica, 19 de septiembre de 2013.

[10]  Marco Politi, en Il Fatto Quotidiano, 11 de enero de 2013

[11]  Evangelina Himitian, Francesco. Il papa della gente, Milán, Rizzoli, 2013.

[12]  Andrea Tarquini, en La Repubblica, 10 de febrero de 2013

[13] Reloj que mide el tiempo basándose en lo que tarda el agua en caer de un tubo o vaso a otro. «Galileo realizó sus experiencias con materiales muy sencillos: un plano inclinado, una pequeña esfera y una clepsidra»

[14]  Página 300 del Libro.

[15]  Ver Congregación para los Obispos en http://www.vatican.va

[16] Francisco, “Lettera ai cardinali creati nel concistoro del 22 febbraio”, 12 de enero de 2014.

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Author: viajes24horas

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